lunes, 7 de mayo de 2012

Una visita inesperada


Por fin el tiempo en Londres estaba cambiando, las lluvias se habían tomado unos días de vacaciones y el sol nos estaba visitando.
Me encanta este tiempo, había hecho que estuviera un poco más animada y que tuviera más energía. Tanta que ese día decidí hacer algo que no hacía desde hace mucho tiempo. Bajé las escaleras corriendo, abrí la puerta de trastero y enseguida ese olor, tan característico de este lugar, inundó mis papilas olfativas.  Enseguida se me puso la piel de gallina, mi mente quería pensar que por el fresco que hace allí siempre, pero quizás fuera por el miedo de que algún fantasma de la antigüedad se me apareciera en aquel instante. Tampoco me lo quise pensar mucho, así que corriendo cogí lo que necesitaba y salí lo más rápido posible de allí. Por fin estaba totalmente preparada para irme a dar una vuelta en bici por Hyde Park. Espero que la frase de: “es como montar en bici, una vez que aprendes, nunca se olvida.” Sea cierta, porque si no creo que tendría un problema. Después de un día de innovación y de duro ejercicio, tocaba darse la ducha más placentera del mundo, cenar algo e irse a dormir. En cuanto mi cuerpo tocó las sabanas, el sueño secuestro a mi cuerpo e hizo que me durmiera al instante.
El día siguiente fue algo más duro de lo normal, ya que las agujetas no me dejaron hacer mucho. Pero como de la nada, la noche apareció y me hizo recordar que, otra vez, era la hora de dormir.  
Un golpecillo empezó a sonar en la ventana, “clin, clin”. ¿Qué seria aquel ruido?, “clin, clin” se oía de nuevo.  Decidí levantarme y acercarme a la ventana, cuando de repente unas risillas se empezaron a escuchar “ji ji ji” y acto seguido se oyó un “shhh”. Creo que ya me podía imaginar quien era. Abrí la ventada y nos segundos después, como de la nada, empezaron a entrar niños y más niños. Todos empezaron a correr por toda la habitación, mirándolo y cogiendo todo lo que se interponía en su trayectoria. ¿Pero qué estaba pasando? En último lugar allí estaba Peter y con un grito dijo: “ya estamos aquí” yo que no sabía muy bien como reaccionar, lo único que salido de mi boca fue un: - ya os veo. Peter se echo la reír y con otro grito, aun más alto que el anterior, dijo: - chicos estaros todos quietos.- En un segundo el silencio volvió, pero creo que por poco tiempo, se pusieron todos en un círculo sentados en el suelo. Peter empezó a hablar- te presento a los niños perdidos, chicos decir hola.- se quedo mirando a los niños y ellos con una sonrisa en la cara y todos a la vez dijeron:- holaaaa.- yo les devolví el saludo.- hola chicos.- Peter no podía seguir callado mucho tiempo así que siguió hablando.- hemos venido todos para que nos cuentes un cuento, el que tu quieras, pero nos lo tienes que contar, y esta será tu prueba.- me asaltaron un montón de dudas, miedos, y como no, mis queridos nervios. – pero ¿que cuento? ¿Como tiene que ser de largo?, pero ¿y si no os gusta? Pero…- Peter enseguida me calló.- déjalo tu lo único que tienes que hacer es contarnos un cuento y ya esta, ¿estás preparada? – yo no sabia muy bien que contestar, pero tenia que intentarlo, así que comencé a contarlo.
La historia que os voy a contar se titula el Gruffalo,  cuenta la historia de un ratón, que le dice a los animales del bosque, que allí mismo vivía un monstro horrible, el mas terrorífico de todos. Si se encontraba con un animal, a este le decía que la comida favorita del Gruffalo, era el animal con el que se cruzaba. Por ejemplo se encontró con un zorro, y le conto que la comida favorita del Gruffalo eran los zorros. Cuando de repente el ratón se encontró realmente con el Gruffalo. El ratón se asustó mucho porque el Gruffalo le dijo que su comida favorita eran los ratones. Así que se inventó que él era el mostro más horrible de todo el bosque, obviamente el Gruffalo no se lo creyó. El ratón le dijo que se lo demostraría, ya que todos los animales al verle se irían corriendo. Los dos se fueron al boque y se fueron cruzando con todos los animales que se había cruzado antes el ratón. Los animales al ver que el Gruffalo iba detrás del ratón salían corriendo, porque se pensaban que iban a ser comidos. El Gruffalo al ver  que salían todos corriendo, se creyó que el ratón era el más terrible de todo el bosque. El ratón vio que se lo había creído todo y para asustarle le dijo: Gruffalo, Graffalo, ¿sabes cual es mi comida favorita?, pues me gustan mucho los Gruffalos. 
¿Os ha gustado?- dije muy nerviosa por la contestación. Una niña muy graciosa de pelo moreno, llamada Lorena me dijo.- Me ha gustado mucho, y quería gritar lo adorable que era el ratón, me ha encantado como has interaccionado y los gestos.- que bien me había gustado, ¿pero que pensaba yo? Pues la verdad es que pensaba que me iba a poner más nerviosa, que tartamudearía o diría una y otra vez las mismas muletillas. Pero supongo que el habérselo contado a Lorena, con la que tengo mucha confianza, me ayudó bastante. El que ella me ayudara con sus comentarios, mientras lo contaba, sus expresiones, hizo que me relajara más.
De repente se me acercaron dos niñas, una llamada Fátima y otra Mildred, y me pidieron que lo volviera a contar. Yo encantada lo hice. Cuando acabe, no me quede muy satisfecha de como lo había contado, me había puesto mas nerviosa y no se mi sensación no fue buena, en comparación con la anterior. Cuando las pregunte que las había parecido, Fátima me contestó que quizás había puesto demasiada expresión y se le había hecho un poco largo, pero que aun así le gustó como lo hice. Mildred me dijo que si le había gustado como lo había hecho.     
También necesitaba saber la opinión de Peter, así que le pregunté, me miró con intriga y dijo.- no necesitas mi opinión si no la de ellos.- y acto seguido gritó.- chicos, nos vamos, decir adiós y darle las gracias.- Todos gritaron a coro.- Adiós y gracias.- y fueron saliendo por la ventana. 

1 comentario:

  1. Muy bien. Peter se olvidó de preguntarte ¿y tú cómo crees que lo hiciste? ¿cambiaste alguna cosa cuando lo contaste las distintas veces? ¿cuál es tu autoevalución?

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