domingo, 27 de mayo de 2012

Llegó el momento de la despedida


Desde aquella carta no había tenido noticias de Peter, de eso hace ya casi una semana. Pensé que después de eso, volvería por lo menos para poder despedirme de él, pero no apareció. Pase de estar triste y estar ligeramente cabreada. No se había despedido, ni si quiera se había pasado para decirme adiós, ¿Tan mal había hecho las cosas que el me pidió? Las dudas me inundaban. Quizás había llegado el momento de pasar página y de seguir adelante sin él, como bien me dijo en la carta. Esa misma noche cambiaria de idea rápidamente.
Tumbada en la cama leyendo un libro que me tenia bastante enganchada y no podía dejar de leer, página tras página hacia que el tiempo pasara demasiado rápido, que casi no me daba ni cuenta. Miré el reloj y ya era tardísimo, las horas habían pasado como minutos. Cuando apague la lámpara de la mesilla, vi como una pequeña luz salía de detrás de las cortinas. – si, si y si- empecé a gritar, habían vuelto, Peter y campañilla habían vuelto. Cuando me acerque a la cortina y la retiré, pude ver como la pequeña luciérnaga que se había quedado atrapada en las cortinas salía volando por la ventana. Genial, pensé, ahora creo que se me está yendo la cabeza. Cuando me vi la vuelta para volver a la cama, levante la mirada y allí estaba él, en una pose tan poco natural, que mi risa inundo la habitación.- Ta-ran, ya estamos aquí.- dijo Peter medio cantando. – Ya os veo ya, pero, ¿Por qué habéis tardado tanto?- le pregunté, la duda me estaba comiendo por dentro.- porque tenia que preparar muchísimas cosas.- me dijo muy serio. – Bueno y hoy, ¿Qué me traes?- bajó la cabeza y me miro de reojo.- una despedida.- mi corazón se paralizó, o sea, que era cierto había venido a despedirse de mí. – Pero algún día volverás, ¿no?- Le pregunte con la única esperanza a la que podía agarrarme. – No, no creo que pueda volver a verte, ya te he contado todo lo que necesitas saber, lo que puedo contarte.- no sabía como contestar, tenia razón el tiempo se me había acabado y ya no tenia mas remedio que asumirlo.- o sea que esto es una despedida, para siempre.-le dije lo mejor que pude.- Para siempre jamás.- contestó. No quería que se fuera, sé que iba a echar de menos esas clases que daba, con cada historia que me contaba entre explicación y explicación. Voy a echar e menos reírme  a carcajada limpia, a ver interesante todo lo que me están contando, desear que llegara el momento de comenzar esa clase. Iba a echar de menos ese momento que me hacia alegrarme un día horrible, gris y lleno de malas noticias. Pero decirlo seria poner las cosas mas difíciles, además, ¿de que serviría?- pues supongo que adiós.- no sabia que mas podía decirle.- pues adiós.- repitió él mientras hacia el gesto con la mano. Se coloco en la ventana y justo cuando se iba sin poder evitarlo, le dije.- que sepas que te voy a echar mucho de menos y que me gustaría que siguieras viniendo todos los días.- de repente se giró con una sonrisa de oreja a oreja y me dijo.- eso es lo que quería oír. Porque…- dejó un momento de silencio y siguió hablando. – Tengo una sorpresa para ti.- esa sonrisa seguía dibujada en su cara.- ¿Una sorpresa? ¿Para mí?- le pregunte entusiasmada. – si, para ti. Si no he podido venir antes, es porque te estábamos preparando una fiesta solo para ti en el País de nunca jamás y quería que todo fuera muy especial y te gustara lo máximo posible.- casi me pongo a llorar de la emoción, me iba a llevar al país de nunca jamás. Empecé a dar palmas como una loca, había vuelto a mi infancia de un salto. – pero, pero, ¿cuando nos vamos? ¿Tengo que llevar algo? ¿Como vamos a ir?- estaba demasiado nerviosa, lo notaba.- te llevo con una condición, que nos tienes que contar un cuento a mí, a campanilla y  a los niños perdidos, ¿de acuerdo?- no tenia ni que pensármelo.- eso esta hecho. Pero contesta a mis preguntas por favor. – tenia que saberlo. – claro que si, pero es un secreto y no lo puede saber nadie. - Peter se acercó a mi oreja y me lo conto todo. Donde estaba, como llegaríamos, lo que haríamos allí, como era todo aquello. Todo. Pero vosotros no lo podéis saber, porque es un secreto, como me dijo Peter. Si queréis saberlo todo sobre el país de nunca jamás, tendréis que preguntárselo a mismísimo Peter. Me agarré de su mano y juntos salimos por la ventana directos al país de nunca jamás.

P.D: Solo tenéis que tener paciencia y esperar a que un día, el menos pensado, Peter aparezca por vuestra ventana. Entonces ese día lo podréis saber todo sobre el país de nunca jamás. Mientras tanto seguir con esos labios pintados, esperando a que llegue una nueva entrada, porque… ¿Seguro qué es una despedida para siempre? Besitos de parte de una admiradora de Peter Pan. Gracias por leerme, os merecéis miles de avellanas.
En especial a Irune, porque sus clases han sido igual de especiales que las de Peter. No cambies nunca tu manera de dar clase y gracias por hacer que mi imaginación apareciera de nuevo, la echaba de menos.   

1 comentario: