lunes, 12 de marzo de 2012

Creo que se me ha ido la cabeza

Y le toque la cara. Sí era totalmente real, de carne y hueso. Mi primera impresión fue un poco de miedo, ¿cómo un niño de unos diez años, con una vestimenta un poco pasada de moda, había entrado por mi ventana? No me iba a quedar con la duda, así que le pregunté: ¿Cómo has entrado? Y ¿Qué quieres?- pero parece ser que no estaba por la labor de contestarme, y lo volví a internar, pero esta vez con un tono un poco más brusco: ¿Cómo has entrado? Y ¿Qué quieres?- esta vez por lo menos me miro a la cara y dijo con aire de superioridad: ¿Es qué no sabes quien soy yo? – Creo que por la cara que se me había quedado estaba bastante claro que no, pero de todas formas decidí expresárselo verbalmente – no, no se quien eres, pero repito mis preguntas, ¿Cómo has entrado? Y ¿Qué quieres? El niño se levantó del suelo, puso los brazos en jarras, abrió un poco las piernas, levantó la cabeza y contesto: yo soy Peter Pan, he entrado por tu ventana volando y he venido para que me cuentes un cuento -  yo no sabía muy bien si reír o llorar, pero ¿Cómo iba a ser él Peter Pan?, este chico ha visto demasiadas películas de Disney. – bueno Peter hazme un favor y vete a casa que tu madre estará preocupada buscándote, no son horas para que un niño ande solo por ahí en casas ajenas.- así que me acerque a él y le cogí de la mano para llevarlo al teléfono para que llamara a su madre. Pero se resistió y empezó a gritar- soy Peter Pan, no tengo madre y vivo en el país de nunca jamás- definitivamente este chico tiene demasiada imaginación, se lo estaba creyendo demasiado – venga por favor, no me hagas perder más el tiempo, es tarde y tengo sueño. – Me volví a acerca a él para que me diera la mano, cuando su cara cambió drásticamente y dijo – campañilla, demuéstrale que soy yo. – en ese mismo instante me di cuenta, se le había ido por completo la cabeza, espere esos veinte segundos para hacerle ver que la famosa campanilla no iba a aparecer y le ofrecí mi mano de nuevo. El supuesto Peter no se dio por vencido y volvió a gritar – te he dicho que salgas – empecé a sentir un poco de pena por él, pero en ese momento una pequeña luz salió disparada de mi cajón, ahora la que estaba perdiendo la cabeza era yo.
Después de un rato diciéndome que no y que no, que aquello que estaba viendo no era cierto, llegué a la conclusión de que porque no creer un poco en toda esta fantasía que me rodeaba.
 ¿Por qué quieres que yo te cuente un cuento?
 Porque tienes pinta de saber contarlos muy bien
- Pero si yo nunca he contado cuentos, además, no se todo lo que tengo que saber para contarte el cuento apropiado, el que va con tus gusto, con tu edad,…
- No te preocupes yo te ayudaré, yo se todo lo que hay que saber. Y cuando ya lo sepas todo, me contarás cuentos.
- De acuerdo, pero con una condición. Que me lleves al país de nunca jamás.
- Trato hecho, pero antes tenemos mucho trabajo por delante, así que pongámonos a trabajar.


No me lo podía creer había hecho un trato con Peter Pan, creo que soñé demasiadas veces de pequeña que él entraba por mi ventana y me llevara al país de nunca jamás. Pero, ¿Por qué no?, vamos a disfrutar del momento, a aprender todo lo que pueda y a conseguir llegar a mi lugar soñado, aquel al que todo niño, por lo menos una vez en su vida, ha deseado ir.

P.D: Como dijo Jean Jacques Rousseau “La infancia tiene sus propias maneras de ver, pensar y sentir; nada hay más insensato que pretender sustituirlas por las nuestras.” 

1 comentario: